ODA A LA MUERTE.
Sin pensar que en un momento inesperado
quizás vendrá la muerte con su torva azada,
para cortar de un tajo las espigas del alma,
para llevarse todo… Y para verterlo todo,
en el abismo silencioso de la nada.
¡Vivir!... ¡Vivir!... ¡Ardientemente!...
Sin pensar en su sombra inesperada,
la que se agazapa entre los umbrales del dolor
y en muchas ocasiones, quizás por compasión,
aprieta su mano oscura y fría en la garganta
del enfermo que sufre la iniquidad del tiempo,
y en la garganta del miserable que angustiado llora.
¡Vivir!... ¡Vivir!... ¡Ardientemente!...
Con una sonrisa a flor de labios
y bendiciendo la luz de nuevas alboradas
y nunca sin pensar de que al final del día,
siempre tan llenos de salud y de alegría,
y sin embargo…. ¡Inesperadamente!...
Nos llegara la muerte… Con su soplo helado...
Y antes de que oscurezca... En la tarde sombría….
Seremos solamente una memoria
en la mente de aquellos, que nos han amado.
¡Vivir!... ¡Vivir!.. ¡Ardientemente!...
Y en la muerte siniestra nunca jamás pensamos,
¿Quien la busca?... ¿Quién la espera?...
Y si en nuestras horas de ocio la nombramos,
¡Nos reímos!... Y entre risas decimos…
¡Ay!... ¡Qué flaca y que fea esta esa vieja!
¡De cara al sol!....
Con la esperanza temblando en nuestras manos,
con el pecho lleno de amor nos enfrentamos,
en contra de las adversidades de la vida…
¡Y llegamos y vencemos y triunfamos!..
Y sembramos semillas prodigiosas,
que le dan al mundo su cálido sabor,
¡Cuando madura el fruto!
Que se sirve, en la mesa feliz del hortelano.
¡Vivir!.. ¡Vivir!... ¡Ardientemente!...
Gozar de los segundos que tienen los instantes,
¡Que vivan los poetas!... Que vivan los pintores!..
¡Que vivan los amantes!… Que la música estrepitosa...
Haga temblar los nidos en el parque.
¡Que revienten las rosas!..
¡Que dancen las primorosas mariposas!...
¡Y que brille el arco iris sobre el valle!...
¡No!... Con tantos y tantos futuros por vivir,
Fabio A. Pabon M.
CURANDERO TANGO.



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