Hay días en los que la soledad
cae sobre el alma
como gotas de lluvia en el cristal
y en el silencio manso de la melancolía
me hundo en la agonía de la fatalidad.
Aquellos tiernos días que fueron tan azules,
oscilantes espejos que te amaron en sombras,
devuelven sus reflejos y a través del silencio
se cuelan por las grietas de lejanas memorias.
Y hay tanta indiferencia en ese viejo armario
donde me escondo a veces para llorar a solas
y vuelven los recuerdos de mi otoño las hojas
¡a repasar tus huellas en mi vergel de alondras!...
Y yo te escribo versos cuando me siento solo,
estas en las cimientes de mi gris poesía
y me duermo en las noches recordando tus ojos
en la nevada ausencia de mi cama vacía.
¡Pero a Dios le doy gracias!
si mi oración escucha,
porque te quise tanto y me amaste también.
¡Aquello fue un milagro de juvenil locura!
que regresa en las tardes de mi otoñal vaivén.
________________________________________
Fabio A. Pabón M.
CURANDERO TANGO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario