DESDEÑO EN SOLEDAD.
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Necesita consuelo
mi alma adolorida,
alivio en esta pena
de mi brutal angustia.
Soledad lacerante
que en la tarde baldía
flagela en mis jardines
mis azucenas mustias.
No has tocado en la puerta
que he dejado entreabierta…
Ni has venido a mi huerta,
ni a mi jardín de flores,
Y en la estancia vacía
me colmo de ilusiones,
y espero a que regreses
amor de mis amores.
Yo te aguardo en silencio
y en la tarde desierta
se lleva raudo el viento
mis dolientes canciones.
Y es mi verso aterido
como un triste suspiro,
que llora pesaroso
porque se siente herido.
La lluvia lenta cae
sobre la gris pradera;
quizás vuelves en Mayo,
como la primavera.
Quizás como las rosas
cubiertas de roció,
volverás al invierno
de mi jardín vacío.
Danzaran ardorosas
las tiernas mariposas,
cuando de nuevo llenes
la soledad del nido.
Y errantes golondrinas
se posaran gloriosas
sobre las pomarrosas
de mi vergel sombrío.
Y si no vuelves nunca
yo sufriré en silencio
y beberé angustiado
la miel de tu recuerdo.
Te extrañaran mis versos
y en todas mis auroras
habrá un vacio inmenso
de solitarias horas.
En un violín sin cuerdas
mis poemas del alma,
dibujaran las notas
de un fúnebre concierto.
Y he de llorar colmado
de azul melancolía,
sobre las teclas rotas
de mi piano desierto.
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Fabio A. Pabón M.
CURANDERO TANGO.
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