LOS NIÑOS DE LA CALLE
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Ojeras mustias de ojos angustiados,
intermitentes lloran con angustia y dolor,
van plantando amapolas de tallos deshojados
en rincones baldíos que carecen de amor.
Que soledad tan negra la de sus noches tristes,
tratando de abrigarse con un sucio cartón,
y sin embargo a veces florecen las sonrisas
aunque no las inspira la caridad de Dios.
Aquellos niños tristes que imploran en tu calle,
que no tienen refugio cuando se oculta el sol,
saben en sus adentros que no los quiere nadie
y que a nadie le importa lo que sus vidas son.
Hoy pasas por su lado con gesto indiferente,
sin que nada te importe, molestia es lo que son,
mas sin saber si un día cortaran tu garganta
con la cuchilla torva que afilara el rencor.
El llanto que no escuchas, ese rosal de lágrimas,
que no le inspira al mundo piedad o compasión,
entre las sombras gime y el dolor que lo embarga
no habrá de darte tregua, refugio ni perdón.
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Fabio A. Pabón M.
CURANDERO TANGO.
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