AMAPOLAS DEBAJO DE MI ALMOHADA.
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Se acerca lentamente la hora inevitable,
la sombra ineludible y me verás partir,
y siento que al marcharme te dejo casi nada,
ni siquiera el donaire de una emoción feliz.
Quizás un verso triste que llenará tus tardes
de dulce mansedumbre si te encuentras cansada,
quizás una caricia que oscilará en el aire.
con ese arpegio antiguo de una canción gastada.
O una lágrima fría que en su rodar se apague,
cuando tus lunas mueran detrás de la alborada,
la elusiva memoria de aquello que yo hice,
con tesón de bandera y rigidez de arrecife.
Y me siento tan triste porque te quiero tanto,
quisiera darte el mundo y te dejo casi nada,
y si la lluvia cae sobre el rosal florido,
tu sentirás la ausencia de una luz apagada.
Y aquellas amapolas de mis poemas tristes.
debajo de mi almohada se morirán de olvido,
y serán tus memorias como vinos vertidos,
sobre la blanca escarcha de tu mantel tendido.
¡Te dejo casi nada! Pero yo te agradezco,
con la emoción del alma que vivirá extasiada...
Por todas las ternuras y todas las dulzuras,
que con recelo guardo debajo de mi almohada.
la sombra ineludible y me verás partir,
y siento que al marcharme te dejo casi nada,
ni siquiera el donaire de una emoción feliz.
Quizás un verso triste que llenará tus tardes
de dulce mansedumbre si te encuentras cansada,
quizás una caricia que oscilará en el aire.
con ese arpegio antiguo de una canción gastada.
O una lágrima fría que en su rodar se apague,
cuando tus lunas mueran detrás de la alborada,
la elusiva memoria de aquello que yo hice,
con tesón de bandera y rigidez de arrecife.
Y me siento tan triste porque te quiero tanto,
quisiera darte el mundo y te dejo casi nada,
y si la lluvia cae sobre el rosal florido,
tu sentirás la ausencia de una luz apagada.
Y aquellas amapolas de mis poemas tristes.
debajo de mi almohada se morirán de olvido,
y serán tus memorias como vinos vertidos,
sobre la blanca escarcha de tu mantel tendido.
¡Te dejo casi nada! Pero yo te agradezco,
con la emoción del alma que vivirá extasiada...
Por todas las ternuras y todas las dulzuras,
que con recelo guardo debajo de mi almohada.
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