LOS ALAMOS.

 

LOS ALAMO'S.

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Qué soledad tan triste, qué soledad tan honda

la de los pobres álamos dormidos,

siempre llenos de sombras que en la melancolía

del otoño se duermen bajo el cielo sombrío.

Ha llegado el letargo con timidez de roca,

las aves se marcharon buscando otros paisajes

y fría se ha tornado la tarde silenciosa

y el ocaso fallece detrás de los follajes.

Qué soledad tan honda, tan larga, tan vacía,

aterido silencio que mis pasiones ronda

como si fuera un eco de gris melancolía

que acecha en el latido nevado de una sombra.

Los amores de entonces me miran desde lejos

y son como los álamos que callan junto al rio,

se duermen pesarosos soñando en los espejos

que fluyen con los versos del pensamiento mío.

Pero a pesar del tiempo que se llevó a mi aurora

le ha quedado una historia a mi corazón sediento

de besos, de caricias e innovadoras horas

y amadas alegrías que guardo en el recuerdo.

Pero en los desconsuelos de álamos que duermen

otoño y sus primicias nos llenaran de anhelo,

cuando las sombras caigan y se nos llene el cielo

de estrellas titilantes e idílicos luceros.

Cuando el silencio vierta en sus eternidades

la lágrima imprevista de la final partida,

el viento que acaricia a mis álamos astrales

tendrá un olor a lluvia y a otoñal poesía.

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Fabio A. Pabon M.

CURANDERO TANGO.